Te busco, te busco yo…


¿qué celebramos?
13 octubre, 2007, 1:42 pm
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Herederos de un despojo. Usurpadores de una  tierra sin alambradas ni cercos. Impostores y falsos vendedores de la  genuina utopía de una  tierra sin males, de la patria grande, de una creación entera para  todos los seres humanos. 

Esta tierra ya no hace silencio. Ellos, los otros, están vivos. La memoria colectiva los retuvo para siempre, aunque los medios se empeñen en mostrarnos que son los «salvajes» sin educación, sin salud, sin viviendas ni vestidos como los nuestros. Aunque en las  ciudades muchos de sus descendientes duerman en la calle.  

Muchos ahora están allá, desde donde vino la horda, sus  rostros se entremezclan con tantos que llegan a buscar, con su trabajo,  tras los muros de la frontera, algo de lo que les han   robado.

«A la llegada de los europeos al continente americano, estas tierras se encontraban habitadas por un abigarrado mosaico de culturas, desde el ártico hasta Tierra del Fuego, pueblos con distintos grados de desarrollo poseían complejas relaciones interétnicas entre ellos. Pero a partir de la visión europea estos pueblos se convierten en el “otro”, reduciendo la vasta variedad de culturas a “indios”, y asumiendo entre ellos un grado de homogeneidad cultural que no existía.

A quinientos años de esta concepción de los pueblos originarios de América, ¿Qué ha sido de las etnias herederas de tales culturas, y en qué medida la visión occidental ha cambiado su visión de ellas? Al parecer el tenor que marcan los Estados Nación no es más flexible de lo que era entonces, y en la mayoría de los casos se convierte en imperativo la abdicación de la identidad en pos de la integración a la sociedad. ¿Es viable continuar con una lógica cultural excluyente en un continente culturalmente tan rico como América? ¿Podrán las lenguas, costumbres y cosmovisión de estos pueblos sobrevivir a los agresivos modelos de occidente?»
(De: http://latinoamericanos.wordpress.com)



Maraña

Lunes, mis alumnos, el sol, el campo. Por la tarde clases para mí, «Las representaciones sociales», y descubrir una vez más que nos engañan, que los medios nos ocultan.
Martes, las guarderías. Los chicos que pocos asisten. Un Estado ausente, inequidad, chicos que no aprenderán de la misma manera que otros, simplemente porque nacieron en un lugar equivocado, parece ser, se empeñan en que creamos eso. Clases por la tarde. Un llamado a la noche con la posibilidad de un trabajo nuevo, mejor remunerado.
Miércoles, hablemos de las Enfermedades de Transmisión Sexual y de las adicciones, y te asomas a mis ojos y me asomo a tus preguntas, y te sentás al lado mío así atendés la charla. Los chicos y las chicas otra vez. Y los folletos con parejas de todo tipo, qué adelantados estamos aquí. Clases por la tarde. Completar ese curriculum que ya tiene 5 hojas y me agobia a mis 34 años. Clases por la tarde, los tobas, los invisibles, los políticos y sus estrategias de marketing.
Jueves, lo del trabajo. Paro recordando a Fuentealba. Biblioteca a la tarde, clases, ruido.
Viernes, el campo de nuevo. Celebración, cantos, procesión. Ritos que pierden vertiginosamente su significado y ellos tan empeñados en mantenerlos a toda costa. Por la tarde, el deseado descanso. Ya cobré el sueldo, pasó un mes más.
Sábado y descanso, la semana fue correr y correr, sentir y pensar todo al mismo tiempo, y que así es fin de año, y que se vienen los padres a ver qué pasa con sus hijos, tan buenos, tan estudiosos.

En la maraña, en este correr y correr, tu voz cada día, un ratito, un rato y horas en el mesenger. Qué te estás preparando para la cena, cómo te fue en el curro, cómo estás, cómo estás, cómo estásssssssssssss!!! Cómo estoy, cómo sigo mañana con tu caricia virtual, cómo pasa el tiempo y qué suerte que así sea. Y te extraño y me acurruco a tu sonrisa, a tu imagen dentro mío. Y de a poquito, desentraño la maraña, te vuelvo a mirar, tu voz se hace lugar y ya no hay más ruidos. Y ya está, puedo volver a empezar.



Elogio de la pregunta
20 septiembre, 2007, 9:40 pm
Filed under: Desde el pie, Palabras mayores

La pregunta para mí es una de las realidades de nuestro lenguaje más abrumadoramente humana: la pregunta es horizonte abierto, es fragilidad, es vulnerabilidad a lo nuevo, es el reconocimiento certero de la más íntima certeza, la certeza de la incerteza.
Y me gusta la pregunta en castellano, sí, la que tiene dos signos, que es pregunta desde el comienzo hasta el final, toda ella ignorancia, toda ella no-saber.
No todas las preguntas son preguntas en realidad, están las preguntas que contienen respuestas, están las cargadas de un «deber ser» inmutable, están las preguntas preocupadas, atadas, despojadas de libertad. No, esas no son preguntas. Las preguntas suponen, a priori, un despojo de sí. Las preguntas no son demandas, sino ofertas. Ofrecimiento de sí a la sorpresa, a la novedad, a lo inconcluso, a lo incompleto, a lo no-pensado.
Estoy enamorada de la pregunta y de las preguntas. Y, ¿cuáles son mis preguntas?



Los Lapachos
20 septiembre, 2007, 2:06 pm
Filed under: Desde el pie, General, Inspiradora, Palabras mayores

Encontré este texto, por ahí:

Para los hombres del sur, el lapacho es imagen de dureza y resistencia. Con su madera se fabrica aquello que debe soportar la intemperie y los atropellos de la fuerza animal. Las mejores tranqueras son de lapacho, lo mismo que los bretes y las mangas.

Pero el hombre del sur conoce de éste árbol, solo su madera. Es decir, lo ha visto despojado de toda su realidad natal, desnudo en su escueto servicio. Para el que no conoce el lapacho más que en su misión, su principal cualidad es la resistencia y la dureza de su madera que no se pudre.

Y sin embargo no hay cosa más tierna que el lapacho, cuando se lo va a encontrar entre los montes misioneros. Es un árbol esbelto, femenino en su talle. De hojas suaves y luminosas, que el viento mueve casi sacándoles un gesto humano. Su copa se abre allá arriba como un rostro sobre un tronco sin desperdicio y sin espinas.

Y en septiembre, el lapacho es una niña quinceañera. Antes de recuperar sus hojas, se viste todo de rosado en un reventón de flores que regala en abundancia, embelleciendo la geografía que lo acoge. Es el centinela de los montes, que descubre antes que los demás la llegada de la primavera. Lo que el Jacaranda es en azul , el lapacho lo es en sonrojo. El invierno lo despoja de sus hojas pero antes de volver a vestirlo, la primavera le regala toda su ternura que sólo la selva virginal puede entregar a sus criaturas.

Es un árbol que crece lento. No tiene apuros. Sabe esperar en la fidelidad de sus ciclos, viviéndolos uno a uno con intensidad, tanto en sus desnudeces invernales como en sus derroches de vida. Su madera se va haciendo lentamente por eso logra ser tan resistente. No necesita ser descortezado como el quebracho su resistencia le llega hasta la piel. Cuando se entrega, se entrega entero.



Del lado del poder
12 septiembre, 2007, 3:56 pm
Filed under: Desde el pie, General

Ayer en un momento casual, se me cruzaron por la cabeza frases que suelo escuchar y decir en determinadas ocasiones. “Tal o cual institución (iglesia, gremios, sindicatos, periodistas, etc) se pusieron del lado del poder” o “mirá ese, como cambió, claro, ahora está del lado del poder”. Y nos y me creo una persona crítica cuando emito semejantes afirmaciones. Cuánto engaño. Cómo nos tragamos sin digerir tantas frases cliché.
Nos volvemos cómplices sin pensar, creyendo que pensamos, de este sistema neoliberal nefasto y absurdo a cada momento. Ubicar en el lenguaje a ciertas situaciones, instituciones, personas, “del lado del poder”, significa situarnos del lado del NO-PODER. ¡Y qué bien que le viene a unos pocos que la inmensa mayoría de gente común y corriente nos situemos así!
No nos queda otra que pensar. Deconstruir los discursos instalados, propios y ajenos, animarnos a darnos cuenta de que podemos, y mucho. Poder significa, entre sus acepciones, “ser posible que suceda una cosa”. Es la potencialidad de una realidad que puede llegar a ser de tal o cual manera. Nos hace falta ser capaces de imaginarla, de creerla.
Nos hace falta ponernos del lado del poder, del mío y del nuestro.



Historias sin contar
9 septiembre, 2007, 12:41 am
Filed under: Desde el pie, Palabras mayores

Cada vez que me asomo a la mirada esquiva de alguien, a una  timidez infranqueable, a la luz que se obstina en esconderse en  quién sabe qué  recovecos interiores,  pienso en cuántas historias hay  sin contar. Cuánta experiencia personal, dolorosa, injusta, obturada, no mediada por la palabra.

Contar una historia , nuestra historia, nos permite alumbrarla. Eso mismo, darla a luz. De otra manera, no es  nuestra historia, nos volvemos presos  de ese hecho, de esa concatenación de acontecimientos  que nos enmudeció de alguna manera.

¿Tenés historias sin contar? Buscate alguien, o quizás sólo un papel, o el mar, o la montaña como  oyentes. Emancipar la propia vida tiene que ver con la certera posibilidad de decir-nos.



Miradas posibles
1 agosto, 2007, 5:21 pm
Filed under: Desde el pie

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Des…
1 agosto, 2007, 5:02 pm
Filed under: Desde el pie, Pequeños sentidos

Desmitificar. Descorazonar. Desesperanzar. Desesperar. Desplomar. Descomprimir. Desmotivar. Descontar. Desinfectar. Despojar. Desestructurar. Destrabar. Desmontar. Desentrañar. Deshechar. Desconsiderar. Desmarcar. Desubicar. Deslocalizar. Desconcentrar. Desprender. Desmentir. Desvelar. Desconectar. Despedir. Descansar. Despuntar.  Desinhibir.  Despejar. Descubrir. Despertar.



El dolor de la lucidez
31 julio, 2007, 5:14 pm
Filed under: Desde el pie, Inspiradora, Palabras mayores


La maestra argentina
31 julio, 2007, 5:08 pm
Filed under: Desde el pie, país, gentes, historias, Palabras mayores

En Argentina tenemos un imaginario peculiar sobre la maestra . Lo encarna la maestra rural, la que da su vida por las letras, por la cultura, metiéndose entre montes, viviendo en una pequeña habitación contigua al  única aula en la que alberga a sus doce o trece alumnos que hacen varios kilómetros diariamente para aprender a leer y escribir. Ella sabe de mocos y piojos, de vacunas, de huerta, de ciencias y de cuentos. Si tiene la suerte de tener un medio de movilidad propio, también se convierte en partera, en transportista, en periódico vivo del pueblo…

He visitado algunas escuelas que aún conservan este modo de funcionar. He conocido maestras así. Algunas se casan típicamente «con el médico del pueblo», que también ha emigrado de la ciudad para ir hasta allí, dando su tiempo, su memoria, sus años. Otras muchas se quedan solteras haciendo de su vida de maestra su razón de ser. Las arrugas de estas mujeres son un canto a la vida.

Aquí algunas notas sobre una de ellas, intrépida, enseñaba en una escuela que funcionaba en una casa rodante, tirada por un tractor.

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¿Tomamos mate?
29 julio, 2007, 12:37 pm
Filed under: Desde el pie, país, gentes, historias

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El mate no es una bebida. Bueno, sí. Es un líquido y entra por la boca. Pero no es una bebida. En este país nadie toma mate porque tenga sed. Es más bien una costumbre, como rascarse.  

El mate es exactamente lo contrario que la televisión: te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo.

Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es ‘hola’ y la segunda ‘¿unos mates?’. Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres. Pasa entre mujeres chismosas y charlatanas, y pasa entre hombres serios o inmaduros. Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan.

Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara.

                        Peronistas y radicales ceban mate sin preguntar. En verano y en invierno.

Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos; los buenos y los malos.

Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes.Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo. Después ellos, con los años,  elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara  de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón.

Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates. La gente pregunta, cuando no hay confianza: ‘¿Dulce o amargo?’. El otro responde: ‘Como lo tomes vos’.

Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba.La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas.Siempre.Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestraspestes y maldiciones eternas. Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da.

La yerba no se le niega a nadie.

Éste es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular.  Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres. Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos.No es casualidad. No es porque sí. El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es que ha descubierto que tiene alma. O está muerto de miedo, o está muerto de amor, o algo: pero no es un día cualquiera. Ninguno de nosotros nos acordamos del día en que tomamos por primera vez un mate solo. Pero debe haber sido un día importante para cada uno. Por dentro hay revoluciones.

El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores…
            Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena.
 La charla, no el mate. 

Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablás mientras el otro toma y es la sinceridad para decir: ¡Basta, cambiá la yerba!’.

Es el compañerismo hecho momento.

Es la sensibilidad al agua hirviendo.Es el cariño para preguntar, estúpidamente, ‘¿está caliente, no?’.

Es la modestia de quien ceba el mejor mate.

Es la generosidad de dar hasta el final.

Es la hospitalidad de la invitación.

Es la justicia del uno por uno.

Es la obligación de decir ‘gracias’, al menos una vez al día.

            Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir.

 

(circula por la web, como el mate…)

 

 

 

 



Aprender se dice paso a paso…
27 julio, 2007, 5:23 pm
Filed under: Desde el pie, Pequeños sentidos

He vuelto a mis clases, he vuelto a ver ya esa cantidad de adolescentes con los que trabajo. He vuelto a decir sus nombres y a mirar sus rostros. Estoy disfrutándolo.

Hoy, sanviernes, me levanté a las 5.00 hs. para viajar hasta mi lugar de trabajo. El recorrido esperado de los viernes. Tomo un colectivo, luego camino unas quince cuadras (1500 mts) por camino de tierra. Veo el trigo sembrado, patos, gansos, pavos todavía durmiendo, escucho gallos saludando; comparto el trecho con algunos de los chicos llegando en bicicleta y otros en sus autos, con sus padres. Cruzo un pequeño puente, escucho el río entre las piedras. Llego cuando está amaneciendo. Regalos que la vida me hace cuando se despierta.

Siempre he querido dejar una huella, un rastro, un sendero aunque fuera casi imperceptible. Sin embargo, constato que no soy yo. Son ellos y ellas los que escriben en mí, los que dejan su huella.  Y yo aprendo, paso a paso… aprendo eso, que vivir es paso a paso.



¿Querés vivir en Argentina?
16 julio, 2007, 9:31 pm
Filed under: Desde el pie, país, gentes, historias

En 1853 se sancionó la Constitución cuyo artículo 25 decía: «El Gobierno Federal fomentará la inmigración europea; y no podrá restringir, limitar ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra, mejorar las industrias e introducir y enseñar las ciencias y las artes».

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Otra vez, dejo los comentarios a consideración de los lectores… perdonen la insistencia… hoy se me dio por estas cosas también.



Extranjerías, inmigrantes, qué cosas…
16 julio, 2007, 9:23 pm
Filed under: Desde el pie, General

Buscando fotos llegué a este sencillo cuadro que refleja el censo de 1914 en Argentina, como se puede ver, por cada tres habitantes uno era extranjero…  ¿qué decir? A buen entendedor pocas palabras…

En los últimos años del siglo XIX y las primeras décadas del S. XX se producen ingresos de grandes grupos inmigratorios (con preponderancia de españoles, italianos y judíos), que se radican en el interior del país, así como también en barrios de Buenos Aires.

Sucede en este período una transformación en ciertos sectores de la sociedad argentina: Mar del Plata comienza a dar sus primeros pasos como ciudad turística, Buenos Aires se hace cada vez más cosmopolita, es la época de guapos y compadritos, del tango y el lunfardo, de la danza y la canción que nació orillera y fue ascendiendo; del tranvía y del conventillo…

  
Censo Argentino de 1914
  

Región Argentinos Extranjeros Total
Capital Federal 797.969 777.845 1.575.814
Isla Martín García 584 199 783
Provincia de Buenos Aires 1.362.234 703.931 2.066.165
Provincia de Santa Fe 583.699 315.941 899.640
Provincia de Entre Ríos 352.872 72.501 425.373
Provincia de Corrientes 322.593 24.462 347.055
Provincia de Córdoba 585.052 150.420 735.472
Provincia de San Luis 106.304 9.962 116.266
Provincia de Santiago del Estero 252.182 9.496 261.678
Provincia de Tucumán 300.315 32.618 332.933
Provincia de Mendoza 189.181 88.354 277.535
Provincia de San Juan 102.830 16.422 119.252
Provincia de La Rioja 78.149 1.605 79.754
Provincia de Catamarca 98.110 2.281 190.391
Provincia de Salta 129.097 11.830 140.927
Provincia de Jujuy 59.554 17.077 76.631
Territorio del Chaco 36.416 9.858 46.274
Territorio de Chubut 12.481 10.584  23.065
Territorio de Formosa 10.507 8.774 19.281
Territorio de La Pampa 64.406 36.932 101.338
Territorio de Los Andes 2.455 32 2.487
Territorio de Misiones 33.205 20.358 53.563
Territorio de Neuquén 15.547 13.319 28.866
Territorio de Río Negro 27.369 14.873 42.242
Territorio de Santa Cruz 3.247 6.701 9.948
Territorio de Tierra del Fuego 927 1.577 2.504
Totales 5.527.285 2.357.952 7.885.237

Población autóctona: 18.425
Superficie Total de la República Argentina 2.797.123 Km2
Fuente: Censo de 1914. Datos extraídos de «Historia Argentina» de Sintesoft



Mis duelos
16 julio, 2007, 9:09 pm
Filed under: Desde el pie, Pequeños sentidos

Que me disculpen el tono, pero a veces tengo necesidad de escribir cosas como ésta que escribí hace un año…

El vacío son las preguntas nunca contestadas…

Ausencias prolongadas de personas que estuvieron… pérdidas.

Fracasos… lo que quise que fuera de una manera y no fue.

Aquí encuentro todo “lo que no está”, pero no aquello que nunca estuvo, sino lo que alguna vez estuvo y ahora no… lo que quedó inconcluso. Mis duelos. Baúl de mis tristezas y dolores.

Faltantes en la fiesta de mi vida … que quedaron en un lugar al que evito entrar… zona incontestable… incógnita  perenne … soledad despoblada …  memoria no-visitada.

Palabras, caricias, miradas que se borraron, que fueron pero ya no son… esa es la cosa, ya no son, ya no están… ese  pedazo de no-ser sufrido como amenazante. Sí, “la belleza es el canto de una carencia”… pero hoy me resisto a esa belleza!!! Hoy sufro esa carencia! Hoy no la quiero mirar! Hoy te rechazo, vacío, incomodidad vital, insatisfacción, grieta abierta.

Hoy estoy en un momento de pérdida y me cuesta perder… y no quiero perder …